La veneración tradicional de China por la educación, presente desde los tiempos imperiales, parece ser la explicación de los buenos resultados de alumnos chinos de Shanghái y Hong Kong en materias como matemáticas, ciencia y lectura. Algunos centros escolares extranjeros ...
El informe PISA, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) realiza regularmente para medir los conocimientos y la formación de los estudiantes de diversos países del mundo, generó sorpresa este año: los estudiantes de la ciudad de Shanghái, que participaban por primera vez en esta evaluación global, destacaron como los mejores en matemáticas, lectura y ciencias.

Otra ciudad china, Hong Kong, también obtuvo sobresalientes puntuaciones en la prueba, quedando en segunda posición en matemáticas, tercera en ciencias y cuarta en lectura.

Los espectaculares resultados de los estudiantes chinos han despertado admiración y curiosidad en otros países, y los expertos se preguntan qué hay de especial en los estudiantes de este país que los hace tan aptos para actividades como el cálculo.

Desde China, algunos expertos señalan que la clave se halla simplemente en la importancia y la veneración que los chinos conceden tradicionalmente a la educación. Desde los tiempos imperiales, la preparación para los exámenes imperiales, que daban acceso a un cargo oficial en la administración, con el prestigio consecuente, era enormemente valorada.

Esta manera de pensar se mantiene en la China de hoy. Basta con observar lo que ocurre cada año al finalizar el curso, con la llegada de los exámenes globales de acceso a la universidad o a la secundaria, que constituyen todo un fenómeno masivo para el cual los estudiantes se preparan arduamente, a veces incluso con gran sufrimiento y desgaste psicológico.

Al igual que en la antigüedad muchas familias contrataban a letrados particularmente para enseñar a sus hijos los clásicos confucianos, en la actualidad un número considerable de padres buscan profesores o cursos extraescolares para mejorar la posición de salida de sus hijos en un mundo, el de la educación, que en China puede llegar a ser casi tan duro y competitivo como el empresarial, con escuelas e institutos de élite que suelen predisponer a sus alumnos a un éxito académico casi asegurado.

Esta veneración de la educación, que podría considerarse de raíz confuciana, introduce ciertos elementos favorecedores, como la selección de profesores mucho más focalizada en la calidad en los países asiáticos de tradición confuciana. Según datos de la OCDE, en lugares como Hong Kong o Singapur, los profesores salen de entre el 30 por ciento de los mejores licenciados, mientras que en otros países, como Estados Unidos, el profesorado suele seleccionarse entre el 30 por ciento de los graduados menos destacados.

El ábaco chino, una clave

Más allá de estas características culturales, hay también elementos mucho más prácticos que podrían tener cierta incidencia. Por ejemplo, el uso del ábaco chino en el cálculo matemático, totalmente extendido en las escuelas chinas.

Así lo creen, por ejemplo, en el Miguel Hernández, un centro escolar de la ciudad española de Badalona, en Cataluña, donde se ha iniciado un programa de cooperación y comunicación con una escuela experimental de Qintiang, según una noticia del diario ‘El País’ publicada el pasado día 10.

Los profesores de este centro catalán observaron que los alumnos inmigrantes chinos obtenían en general mejores resultados que la media en los exámenes de matemáticas y mostraban más habilidad en cálculo mental y razonamiento, según indica ‘El País’, citando a Celestina Valmorisco, directora del centro. Dicha observación llevó a los docentes del centro a proponer investigar los métodos de enseñanza del país asiático.


Fuente: @spanish.china



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